Los
habitantes de los pueblos ven con preocupación cómo se están tomando
decisiones que, aseguran, están poniendo “en serio peligro de muerte” la
pervivencia en sus localidades. Cierre de consultorios por la tarde y
ahora supresión de los dos primeros cursos de la ESO son tan solo las
últimas estocadas del que califican como “ataque más bestia” de los
últimos años al mundo rural.
Y es que,
apuntan, eliminar la Secundaria en los pueblos donde se imparte podría
llevar a muchos padres a volver a la ciudad y evitar así viajes de hasta
3 y 4 horas al día según los casos para que sus hijos acudan a clase.
Es
el caso de Broto: allí hay 20 alumnos cursando ESO y tendrían que
afrontar un viaje de ida de hora y media y otra hora y media de vuelta
cada día. También ocurriría algo similar en Ayerbe donde el tiempo de
viaje sería incluso más: hay 40 alumnos cursando Secundaria en la
actualidad y estudiantes suficientes como para impartir el ciclo
completo y evitar a los niños viajes que pueden llegar a 4 horas entre
ida y vuelta para estudiar 3º y 4º de ESO.
De
todas las pequeñas localidades que se están viendo afectadas por estas
decisiones el sentimiento general es el mismo: eliminar estos servicios
lanza el mensaje de que los habitantes de los pueblos no son rentables y
que las cuentas solo salen en las grandes ciudades.
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