viernes, 23 de diciembre de 2011

VICTORIO MACHO UNO DE LOS MEJORES ESCULTORES ESPAÑOLES DE PRIMERA MITAL DEL SIGLO XX




El escultor Victorio Macho (Palencia 1887-Toledo 1966) fue junto al malogrado Julio Antonio uno de los escultores españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX. Después de una breve estancia en Santander, en 1903 viaja a Madrid como pensionado por la Diputación provincial de Palencia para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Tras un primer examen de ingreso fallido, consigue entrar como alumno en 1905 con el primer premio de Escultura. En la Escuela conoce otros estudiantes como Enrique Lorenzo Salazar, Julio Antonio, Leandro Oroz, Miguel Viladrich, José Robledano y José Gutiérrez Solana, con quien simpatiza y acompaña en sus protestas contra el excesivo historicismo y naturalismo de algunos de los profesores de la institución. En estos años de formación lleva una vida bohemia, comparte estudio con otros artistas y frecuenta las tertulias madrileñas, primero la del Nuevo Café de Levante , luego la del Pombo. Precisamente en la primera conoció a Valle-Inclán en esta época, cuando todavía era un estudiante de la Escuela de Bellas Artes. Durante estos años será apodado como El Selvático, dado su carácter rebelde, independiente y apasionado. Su primera gran obra fue el monumento funerario al Doctor Llorente (1917), pero su consagración como escultor la obtuvo con el monumento a Galdós (1919), con quien le unía una fuerte amistad. La estatua sedente del autor de los Episodios Nacionales se sufragó por subscripición popular y se colocó en la rosaleda del parque del Retiro. En 1921 el escultor palentino celebró su primera exposición personal en el Museo de Arte Moderno. Al año siguiente ocupa la sala central en la Exposición de artistas ibéricos. En esta etapa su obra tiene un carácter realista y racial, que pronto abandonará para realizar una escultura mucho más simbólica. Participa en la Bienal de Venecia de 1926 donde triunfa con su estatua yacente de «El Hermano Marcelo». En 1929 esculpe varios bustos de Ramón del Valle-Inclán. En noviembre de ese mismo año, a raíz del exilio de Unamuno en Hendaya, visita al rector salmantino e inicia con él una duradera amistad, que da sus frutos en el magnífico busto de Unamuno, colocado en la actualidad en el Palacio de Anaya de Salamanca. Durante la República opta, en competencia con Valle-Inclán, a la dirección de la Academía Española de Bellas Artes de Roma, cargo que ocupará finalmente su viejo amigo. En julio de 1936, iniciada ya la guerra civil, es elegido miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1937 es evacuado por el gobierno a Valencia, de donde parte para París donde proseguirá su labor escultórica. En la capital francesa sufre un grave accidente al caerse de un andamio mientras trabajaba. La rápida intervención del pintor Francisco Pompey evita su muerte. Al finalizar la contienda civil se exilia en Hispanoamérica y recibe encargos escultóricos, casi siempre monumentales, de los gobiernos colombiano, peruano y panameño. En 1952 regresa a España y fija su residencia y estudio en Toledo, en un acantilado sobre el Tajo, en Roca Tarpeya. De nuevo realiza monumentos escultóricos como el funerario a Menéndez Pelayo (1956), el busto de Menéndez Pidal (1959) o el monumento a Benavente del Retiro madrileño (!962). Muere en julio de 1966 en su casa-estudio de Roca Tapeya de Toledo, sede actual de la Fundación Victorio Macho donde se expone la mayor parte de su obra.

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