miércoles, 18 de enero de 2012

AMOR Y PEDAGOGIA DE MIGUEL DE UNAMUNO (LECTURA RECOMENDADA)


 Desde su publicación no ha dejado de perturbar a los lectores. A algunos nos entusiasma, a otros les indigna y no faltan los que ni tan siquiera la acaban por considerarla una burla. Se trata de una obra ante la que no cabe la indiferencia: apasiona o irrita. Es tal su originalidad que no admite seguidores, sino idólatras o renegados. Unamuno repitió muchas veces la máxima de Píndaro: "Aprende a ser lo que eres" y gritó angustiado que quería ser él mismo y serlo eternamente. A fuerza de serse creó un arte inimitable, intrigante, imperecedero, que tan bien refleja esa inquietante estatua salmantina a él dedicada, que da la espalda al reino imaginario de Camelot y se lanza en rampante llama agónica hacia la Casa de las Muertes. Siempre en el límite, su cuerpo no descansa en paz, sino que se excita en guerra consigo mismo y contra el mundo entero, predicando con el ejemplo que hay que hacerse contra las cosas. El sueño no es imagen de la muerte, sino la muerte imagen del sueño. Si abrieran su tumba no encontrarían huesos sino polvo de alma agonizante, dudas y contradicciones fosilizadas, barro inmortal dispuesto a recibir el soplo divino para transformarse en hombre de carne y hueso de nuevo. El otro, el que murió, deambula por los bosques del pensamiento hecho libro en pena, agitando conciencias  al grito de "¡Quiero vivir!"

No hay comentarios: