martes, 13 de diciembre de 2011

Introducción a la obra del escultor Donatello

El Gattamelatta de DonatelloNacido en Florencia alrededor del año de 1386, ya desde joven es posible encontrarle ejerciendo el oficio de escultor (hacia 1407 aparece documentado en el taller de la Catedral de Florencia, para la que realizará una serie de estatuas que dejan entrever lo que será su posterior evolución).
Preocupado por el movimiento y el naturalismo desde los comienzos de sus trayectoria, en 1410 el encargo de una escultura para un nicho de la fachada de Or San Michele le va a permitir continuar ensayando modos de representación de la estatuaria de gran tamaño, dando lugar a la ejecución, entre otras obras, de un San Marcos o un excepcional y plenamente renacentista San Jorge (1417). Se cree que sobre estos años comenzaría también la realización, por encargo de la familia Cavalcanti, de la Anunciación de Santa Croce (aunque existen autores que datan la ejecución de esta pieza bastante más tarde, en la década de los cuarenta) y procedería a esculpir las estatuas para el Campanile florentino.
Habitualmente se ha establecido este periodo inicial como el de formación (en algunas de cuyas primerísimas obras aún pervivirían retazos góticos), considerándose su producción a partir de 1425 (fecha en la que comienza a trabajar con Michelozzo) propiamente clasicista. En la capital romana, ciudad a la que se trasladará con su nuevo colaborador hacia 1430 y donde habría pasado una estancia anteriormente con su amigo Brunelleschi estudiando el legado de la Antigüedad, dejará constancia de su maestría en piezas como El entierro de Cristo (1430-1433). Será a la vuelta cuando comience los relieves de la Cantoría de la Catedral de Florencia, en los cuales es apreciable el conocimiento de modelos clásicos.
Magnífico será el David en bronce (va a ser ésta una tipología recurrente en su obra) realizado hacia 1435 para el palacio que los Médici poseían en la Vía Larga florentina y que inaugurará una relación de colaboración con dicha familia. En esta obra se puede apreciar toda la madurez y el dominio de Donatello a la hora de representar la anatomía humana.
A partir de 1443 va a entrar en contacto con la corriente artística que se estaba desarrollando en Padua, hecho que resultará decisivo en el giro que tomará su escultura durante la segunda mitad del siglo (se tornará mucho más expresiva). La fabulosa estatua ecuestre de El Gattamelatta (que tanto debe a la herencia clásica romana) o los relieves y esculturas realizados para el altar de la Basílica del Santo (alejados ya de aquellos primeros florentinos) forman parte de la herencia que Donatello dejará a ésta ciudad. A esta última etapa pertenecen también los Milagros de San Antonio, la composición de Judith y Holofernes y su "terrible" María Magdalena en madera (estas dos últimas obras ya en Florencia, ciudad en la que fallecerá en 1466).
La alta calidad de las obras donatellianas, así como la cantidad de las mismas, hace difícil una selección justa de ejemplos susceptibles de mostrar los principios y la belleza de su trabajo. Sin embargo, obras como la exquisita Anunciación realizada para la Iglesia de la Santa Croce florentina, la impresionante estatua ecuestre del Condottiero Gattamelata, sus dramáticos Zuccone y Mª Magdalena, el lírico David broncíneo o las escenas esculpidas para la Cantoría de la Catedral de Florencia puede decirse que son buenas muestras de su genialidad.
Ya Vasari, en el texto dedicado a Donatello dentro de las descripciones que realizara en su famosa obra Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos […], alude a la pieza de La Anunciación de Santa Croce como aquélla que, por encima de otras obras de juventud, le habría dado fama, consagrándole como excepcional escultor. Tan sólo hace falta echar un rápido vistazo a dicha obra para comprobar el porqué de dicha afirmación, puesto que se trata de una de las más delicadas y vividas representaciones de La Anunciación que es posible encontrar. La influencia clásica es patente en el refinamiento, el modelo y los ropajes de las figuras (se ha querido ver en ocasiones incluso la influencia de Fidias en dicho conjunto), las cuales rezuman una sensibilidad en el gesto, teatralidad en la representación y perfección en la ejecución que debieron por fuerza dejar asombrados a sus contemporáneos.
Que el arte de la Antigüedad es importante en la obra de Donatello se puede apreciar en obras primerizas como el San Marcos (1410) de Or San Michele y el San Jorge posterior para idéntico lugar (se ha comparado con las estatuas del griego Lisipo), en la desnudez del complejo David en bronce (deudor de Praxíteles) o en los putti o amorcillos de herencia por completo clásica que aparecen en los relieves realizados para la Cantoría de Florencia Donatello además va a emplear la técnica del schiacciato en sus composiciones en relieve). Sin embargo, la genialidad de este maestro radica, no en el modelo empleado, sino en la capacidad que poseerá para llegar al retrato psicológico, único, individual, de sus personajes, por medio de la expresión (ejecutada con una maestría técnica insuperable) del sentimiento.
La preocupación por la representación de la figura humana en todas sus dimensiones, edades y actitudes se puede ver reflejada a lo largo de su evolución, siendo particularmente peculiar en su obra la oscilación existente entre sus primeras obras de corte clasicista y las últimas, de carácter mucho más expresionista (en ocasiones llega incluso a dejarlas inacabadas, uniéndose este hecho a la suma de elementos en común que ha dado pie a una comparación entre su obra y la de Miguel Ángel posteriormente).
Responsable de una de las primeras estatuas ecuestres del Renacimiento, deudora en su tipología de modelos clásicos romanos asimismo, el dramatismo que refleja la actitud y el rostro del personaje en cuestión (el Gattamelata o "Gata Melosa") es una muestra de la corriente trágica por la que discurrirá su producción última (y de la que será ejemplo su Mª Magdalena del Baptisterio de Florencia). Además, Donatello no elude la representación de la vejez o la fealdad, consustanciales ambas al individuo, llegando a producir estatuas que superan cualquier ideal propuesto con anterioridad, caso de su magnífico Profeta Hababuc, también llamado el Zuccone ("el calvo").





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